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El nuevo estreno del ya celebérrimo James Cameron. Un terriblemente ambicioso proyecto en el cual lleva trabajando desde antes de rodar Titanic, en el que todo el metraje ha sido creado expresamente en 3D, dando un salto en los métodos más o menos convencionales de un rodaje común.

La historia gira alrededor de Pandora, un remoto planeta el cual contiene un extraño mineral valorado en enormes sumas de dinero en el mercado. Sin embargo, no sólo puebla dicho mineral este nuevo mundo. Rodeado enteramente de tupida vegetación y animales cada cual más peculiar que el anterior, este nuevo planeta se convierte en un paraje hostil e increíblemente peligroso para el hombre. Y, como cabía esperar, no están solos; la especie dominante de este mundo, una raza de extraños humanoides azulados quienes profesan amor por la naturaleza y que, a rigor de los humanos, son muy difíciles de matar.

Quitando este ambiente de ciencia ficción, lo demás nos es muy familiar en cuanto al desarrollo argumental. No difiere en absoluto de películas como Bailando con lobos, y cada paso en la historia es fácilmente deducible.

Sin embargo, no es la historia en sí lo que hace fuerte a la película, sino por lo que apostó Cameron en un principio y que parece haber dado sus frutos: el impacto visual. Todos los parajes y personajes, creados íntegramente por ordenador, son de una calidad y belleza tal que más de uno quedó con la boca abierta tras el visionado del filme. Acompañando a esta delicia visual, una banda sonora potente y emotiva, que sumerje a los espectadores en la trepidante acción del metraje.

Como conclusión, es una película que, pese a su endeble guión, merece ser vista tanto por su diseño lleno de vida como por el impacto sensitivo que éste causa, sin olvidar que podría ser el primer paso a toda una remodelación en la creación de nuevo cine.

Mi nota: 7,5/10