En La Legión del Águila, un centurión (Channing Tatum) es hijo del deshonrado líder de la Novena Legión, que desapareció en Britania rondando el año 120 de nuestra era. Ahora está destinado a Britania, y está decidido a recuperar el honor de su familia, para lo que se sirve de la ayuda de un esclavo britano (Jamie Bell, el crecido Billy Elliot).
Tras este argumento, digno estereotipo de una novela de aventuras (de la que es versión), hay una realización muy acertada en cuanto a vestuario, música e incluso lenguas muertas. La ambientación histórica es perfecta, y las actuaciones son muy acertadas. Curiosamente la peor interpretación viene de parte del veterano Donald Shuterland, aunque su papel secundario no da para mucho realmente.
Las escenas de acción no son escesivas, centrando el interés en la relación entre el centurión y el esclavo. Los estilos de combate han sido estudiados y adaptados a cada pueblo, y la ambientación musical es perfecta.
La pena es que tan buena realización se haya invertido en una trama central floja y predecible, con un final estereotipado que deja un insulso sabor de boca, pero hay que tener en cuenta que es un género (la ficción histórica sobre la antigua Roma) algo arriesgado, ya que el éxito más reciente fue Gladiador, una película con muchos más errores históricos.
Pese a todo, el resultado es una obra entretenida, apta para pasar un rato agradable en el cine.
Mi nota: 6/10
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