Este par de frikis son, aunque les pese a muchos, un referente mundial en literatura fantástica. Margaret Weis y Tracy Hickman se convirtieron en unos de los mayores escritores de best-sellers de fantasía con su saga «Dragonlance».

Este éxito les ha permitido escribir juntos otras sagas ambientadas en mundos fantásticos diferentes, que a mi modo de ver cuentan con mucha mayor calidad.

Sus series más destacadas son:

• Dragonlance: La primera trilogía (Crónicas de la Dragonlance), a todas luces inspirada en alguna partida de rol de «Dungeons&Dragons», narra las desventuras de una compañía de aventureros en busca de un objeto sagrado primero, y después el uso de ese objeto para impedir que la antigua diosa del mal regrese al mundo. Esta primera trilogía, aunque entretenida, carece de profundidad en todos los sentidos, sin trasfondo ni coherencia en la historia, y la personalidad de los protagonistas no deja de ser más que estereotipos. Sin embargo, dos de los personajes, una pareja de gemelos completamente opuestos, se ganó el cariño de los lectores. Esto les dio pie a los escritores a continuar la saga con otra trilogía (Leyendas de la Dragonlance), centrada en estos dos gemelos, uno un mago arisco, cruel y depresivo, y otro un guerrero bonachón y sociable. Esta trilogía, aparte de mejor desarrollada, también profundiza y define mucho más a los personajes. La saga se ha seguido desarrollando, por los mismos autores, y una miríada de nuevos autores que decidieron completar los huecos dejados, con más o menos acierto. De hecho algunos de estos libros «apócrifos» obligaron a Weis y Hickman a escribir algunas series más e historias breves, para cortar y desmentir «muchos disparates».
• La Espada de Joram. Ambientada en un mundo completamente embebido en magia, en el que cualquier acción cotidiana se realiza gracias a ella, y se equipara magia a vida. Narra la historia de un muchacho nacido «sin vida», es decir, sin ningún resquicio de magia, y cómo acaba cambiando el mundo.
• El Ciclo de la Puerta de la Muerte. Tras una guerra entre dos razas de poderosos hechiceros, una de las facciones destruye el mundo y lo separa en cuatro mundos distintos, uno por cada elemento (tierra, aire, fuego y agua), y un mundo-prisión para sus oponentes. La saga narra cómo la raza perdedora comienza a escapar de su prisión y se introduce en los cuatro mundos elementales. Es la saga más desarrollada, completa y cerrada.
• La Rosa del Profeta. Los dioses son tan fuertes como cantidad de fieles tienen. Tras siglos de equilibrio, un dios acomete una «guerra sucia» contra los demás, para convertirse en el único. En esta trilogía se ve cómo afectan a los mortales estas guerras celestiales. Una clara alegoría a las cruzadas y guerras santas.

A medida que han ido adquiriendo experiencia, los autores han sabido crear mundos cada vez más complejos y estructurados, aunque al parecer no han querido experimentar con los personajes, ya que en todas las series han sido exactamente los mismos, cambiando el nombre y ligeramente su historia: Siempre hay un personaje oscuro, arisco y asocial que con su magnetismo arrastra a otro bonachón y torpe. Hasta físicamente son descritos de forma muy similar. Weis reconoce que al menos uno de ellos está inspirado en un amigo suyo. También incluyen en todos un personaje encargado de la «vis cómica», de carácter caótico y divertido. A veces estas personalidades están desglosadas en varios personajes, pero son invariablemente las mismas. Quizá en La Rosa del Profeta han conseguido diferenciar un poco más las personalidades.

Todas las sagas son muy amenas a la lectura, y aunque quizá decepcione la personalidad repetida en los personajes, son lecturas esenciales para cualquier asiduo a la fantasía épica. Por cierto, me mojaré un poco: mi saga favorita de estos autores es «El Ciclo de la Puerta de la Muerte», y la que considero peor en todos los sentidos, es la primera trilogía de la «Dragonlance» (dejando aparte los libros apócrifos de esta colección).