«¿Qué será, será… ?»
Mary and Max es una película de animación stop-motion escrita y dirigida por el australiano Adam Elliot. La película sigue las vidas de dos protagonistas: Mary, una niña australiana acomplejada por su físico y con unos padres negligentes, y Max, un hombre obeso neoyorquino con síndrome de Asperger. Sin personas en su entorno con las que conectar, empiezan a entablar una amistad por correspondencia que altera sus vidas permanentemente.
¿Recordáis aquella época en la que la animación estaba relegada únicamente a películas infantiles? ¡Jojojo, era una época oscura, sin lugar a dudas! La temática Mary and Max es tan deprimente como pueda parecer. Tras una cortina de humor negro aparecen cosas tan serias como el maltrato infantil, la sexualidad, la depresión o las complicaciones sociales de una enfermedad mental. Es una película sorprendentemente dura pero, al mismo tiempo, enternecedora.
La fotografía es un personaje más en todo el viaje. Apenas hay color en toda la película, todo se presenta en una gama monocroma que refleja la situación emocional de los personajes; en el caso de Max todo es en blanco y negro, representando así su distanciamiento del resto del mundo, y el color de Mary es el sepia, relacionándolo con la amargura de su todavía joven vida. Para romper la monotonía, sin embargo, se usan colores vivos en los objetos preciados por los personajes, todas aquellas pequeñas cosas que les permiten seguir adelante.
La actuación es más que decente, con Bethany Whitmore y Toni Collete como Mary (niña y adulta, respectivamente), Philip Seymour Hoffman como Max y Barry Humphries como el Narrador. Incluso hay algún que otro «cameíllo» por ahí, como el de Eric Bana, que da voz a Damien, el interés amoroso de Mary. Sin embargo, exceptuando al Narrador, los demás personajes no hablan mucho; el peso de la historia lo lleva la imagen, y hay pocas cosas que puedan dar un estilo más característico que el stop-motion. Los diseños de los personajes hablan por ellos a la perfección, realmente memorables, y de un mero vistazo sabes quiénes y cómo son. Además, una de las ventajas que tiene la animación es que puedes salirte con la tuya en muchas cosas, y es algo bastante patente en esta película.
Por todo esto y más, mi nota es de un 9. Es una gran historia, realmente bien escrita, y con un apartado visual impecable que habla por sí mismo. Eso sí, no la veas si llevas un día realmente bueno.
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